domingo, 3 de marzo de 2013

MERCADO parte I

Ceci Estalles retratando a Julia Converti

Su fantasía era ser artista. Cursaba Artes en el IUNA y en la UBA, hacía teatro y, como si tanto fuera posible, ingresaba como pasante al equipo de leonas que comandaba Teresa Frías, gerente general de Fundación ArteBA. Ella dice que no sabía bien qué quería. Uno diría que lo quería todo. Con 19 años y el pelo oscuro, Julia Converti se sintió atravesada por la adrenalina del business cultural. Y fue así, bajo ese influjo electrizante, que concibió su mayor creación: La Julia Converti que conocemos hoy, la que trece años mas tarde está ocupando el lugar de su mentora, la del atuendo negro y la bijou dorada, el animal print y el pelo rojo TV; la imagen de una mujer que conjuga el glamour necesario para abrirse paso entre señoras y señores con cuentas bancarias estupendas, y al mismo tiempo, la ironía suficiente para sentarse con el artista más lumpen a tomar una birra en un su taller. La Julia Converti que responde a todas las preguntas con astucia, sin salirse del libreto. La que nos vende la feria. Y le compramos: Ningún evento en Buenos Aires reúne a tantas personalidades internacionales como las que pasarán este año por arteBA Chus Martínez, José Roca, Pablo León de la Barra, Sofía Hernández Chong Cuy, el gran Cuauhtémoc Medina y la jovencísima Rebecca Lamarche-. Claramente están trabajando para hacer de la feria un point en la agenda internacional. 




¿Qué le pasa a la galería de afuera, acostumbrada a otros números, cuando viene a la Argentina? Un artista emergente de Brasil cuesta tanto o más que un argentino consagrado. ¿Cómo afrontan ese defasaje?
Bueno, dos cosas: Lo interesante para una galería es construir un camino dentro de la feria. Las primeras ediciones siempre son las más difíciles, pero parte del trabajo del galerista es relacionarse con sus pares locales, tratar de entender un poco el mercado al que están yendo, para manejar lo que van a ofrecer y que su oferta esté en relación con el mercado en el que se quieren insertar.
¿Que galería, por ejemplo?
Por ejemplo, Vérmelho: Vermelho es una galería que trabaja de manera impecable, la primera vez que vino a la feria dijo que se iba a comprometer a venir por tres años porque de esa manera iban a poder conocer el mercado. Una galería muy seria que tiene presencia en más de nueve ferias internacionales, o sea, para ellos viajar a ferias internacionales es uno de sus vectores, ¿no? Entonces, dos cosas. Una, eso: Trabajar para ver qué tipo de envío tenés que hacer, por rango de precios y por tipo de piezas. Y después otra cosa, en la que estamos trabajando hace unos años, es el programa que hacemos con la Universidad Torcuato Di Tella, que se llama Panorama de Arte Contemporáneo Latinoamericano, un ciclo de charlas que está dirigido a coleccionistas, curadores y críticos locales, para expandir la mirada del coleccionismo local, para que conozcan y haya interés en lo que se va a ofrecer en la feria después. Para que incluso un coleccionista que tiene, por ejemplo, una línea clara de colección de arte contemporáneo argentino, conozca el contexto mayor, ¿no? Que pueda comprender el arte contemporáneo argentino en su contexto internacional.
Otro tema. Antes que nada: ¿Cuál es la situación con la Sociedad Rural?
Bueno, nada, ahí lo están debatiendo, sé lo que dicen los diarios, no tengo otra información. Lo que te puedo decir es que nosotros tenemos un compromiso establecido y es en el predio ferial.
¿Se podría hacer en otro lugar?
No, hoy no. No hay un espacio que pueda sostener nuestra envergadura, hoy.
¿Cómo ves el contexto político?
-Se queda muda, abre los ojos grandes, esboza una sonrisa-
No, no, no. Tengo límites institucionales, una cosa es mi ideología personal y otra cosa es ArteBA. ArteBA es apolítico, ArteBA trabaja por generar una plataforma, tiene fondos privados y públicos, nacionales y de Ciudad, o sea, realmente estamos por fuera de cualquier vaivén político. Trabajamos con un objetivo mayor.
También es cierto que hay dos proyectos políticos casi antagónicos que pueden, o no, ser más favorables al objetivo de ArteBA.
Creo que el objetivo es grande y de alguna manera tenemos el apoyo de ambos y eso es lo interesante. Que trascienda esas luchas y que podamos reunir a los distintos actores con sus particularidades y sus fricciones. Nosotros queremos lograr las cosas y hay mucho interés en ayudarnos. Destaco eso.
¿Cómo leés el cierre de galerías? Braga Menéndez, Dabbah Torrejón, Jardín Oculto -que dicen que no cerraron pero dejaron el formato galería-, 7/13. ¿Qué esta pasando?
Es muy triste porque acabás de nombrar proyectos muy importantes, que construían una escena. Pero bueno, no pueden sostenerse. Ojo, no todos cierran por los mismos motivos. A veces se cierran ciclos y las cosas se redirigen hacia otro lado. Los que cierran por problemas comerciales quizás proyectaron un nivel de ambición que no pudieron sostener. Me parece que hay que tratar de seguir trabajando en conjunto, en poder amar un medio más sólido que pueda sostener estos proyectos comercialmente.
Pero más allá de los ciclos internos que pueda tener una galería, como cualquier empresa, el panorama es desalentador. No es causal que cierren cuatro grandes galerías. Algo esta pasando a nivel macro.
Bueno, digamos, es un momento en el que el mercado está trabajando para ponerse en acción. No es un momento de hiperactividad, pero hay movimiento, está empezando el año, ArteBA está trabajando para dar una buena inyección de ventas, la idea es que se sostenga a lo largo del año.
Pero más allá del cepo al dólar y la coyuntura general, ¿qué está pasando? ¿Hacía dónde va el mercado?
Creo que es un muy buen momento para comprar arte contemporáneo.
Pero cierran las galerías.
Bueno, porque no está pasando. Pero es un buen momento. Hay que trabajar para que eso suceda. No sé, sería interesante la asociación de proyectos galerísticos con sponsors, buscar apoyos externo que puedan sostener proyectos más ambiciosos. Pienso que sería interesante pensar proyectos con presencia internacional.
White Cube y Gagosian abrieron en San Pablo.
Bueno, claro, Brasil tiene un mercado local muy fuerte que está interesado en las piezas que ellos están ofreciendo.
¿Qué estamos haciendo mal?
Yo creo que nada estamos haciendo mal. No es mal. Hay que concentrarse en que la cosa suceda, digamos… No es mal. No está sucediendo. Hay que provocar un cambio: Mayor compromiso con la producción contemporánea. Más conciencia en el coleccionismo. Más interés. Tampoco podés obligar a la gente a que compre arte, pero me parece que están dadas las condiciones para hacer negocios en el arte.
No tenemos una bienal. ¿Qué pensás de eso?
-Ríe- 
Que entonces nos piden muchas cosas… Yo creo que sería interesante, en principio, que haya una segunda plataforma más institucional ¿no? La comercial ya está. Además hay un mapa de ferias, no somos la única. Están Eggo y Buenos Aires Photo que completan la oferta. Creo que hay que apoyar estos proyectos y promover una plataforma institucional.
¿Fuiste a Eggo?
Si.
¿Que te pareció?
Me parece que está muy bien que exista más de una feria en la medida de que tengan ofertas diferentes y se dirijan a públicos diferentes, sino estamos multiplicando el mismo formato y eso no tiene mucho sentido. Me parece que necesitamos que se fortalezcan las estructuras institucionales. Ayer salió una nota muy interesante a Marcelo Pacheco, en Ámbito Financiero, que se la hizo Ana Martínez Quijano. Necesitamos que crezcan y se amplifiquen las estructuras institucionales, los museos y los centros culturales que tenemos.
El affaire Mamba, y tu postura, que por un lado fuiste parte del jurado y por otro firmaste el pronunciamiento de los Artistas Organizados.
Eso es casi otro artículo.
No quiero profundizar, solo saber tu posición que me pareció un poco ambigua.
A ver, creo que esa circunstancia tiene que servir, y creo que de alguna manera sirvió,
porque después sucedieron cosas, tiene que servir  para pensar y repensar y encontrar nuevas alternativas a los modelos existentes, creo que hay que pensar nuevos modelos de museo, con políticas de adquisición, con programas educativos y políticas claras en la línea de cada museo; digo, los museos son claves en la construcción de la escena de cualquier ciudad.
¿Cómo ves a los museos?
¡Ufff!… Me vas a meter en una pica… A ver, me parece que están trabajando para fortalecer sus estructuras. El museo Nacional acaba de ampliar sus salas. El Mamba, si no me equivoco, tiene prevista para este año la inauguración oficial.
¿De la última etapa del edificio?
Sí. Me imagino que con eso, bueno, me imagino, se presentará un modelo de dirección.
Para que veas que mi pregunta no es mal intencionada verás que no te pregunté sobre Laura Buccellato, fue una pregunta abierta.
Laura es una laburante que hizo mucho, mucho por el arte contemporáneo en Buenos Aires, qué se yo. Me parece que es complejo el trabajo de cualquier director. Bueno, tenemos dos proyectos importantísimos que son el Malba y Proa, que son los que tienen actividades súper energéticas y que también nos permiten tener un nivel de proyección internacional que necesitamos. Los privados son los que lideran.
Me imagino que cuando hablás con Hernán Lombardi o con Jorge Coscia, no sé con quién hablaras de Nación, imagino que les decís estas cosas.
Hablamos mucho. Pero es complejo. Hay compromiso. Se están produciendo cosas. Necesitamos más, seguro, y creo que es un buen momento para comprometerse muy seriamente con las instituciones públicas y acompañar su crecimiento. No solo los gobiernos sino también los privados.
Veo que te cuesta la crítica, para adentro y para afuera; sos muy positiva, vas para adelante Te pregunto entonces sobre algo concreto que se le suele criticar a ArteBA. Se dice que es una institución endogámica, que trabaja para un círculo cerrado, que no se preocupan de la misma manera por todas las galerías que participan.
Mira, de la endogamia… No me parece que sea así. Arteba arma una plataforma, lo que sucede después depende de cómo trabaje el galerista y del interés del coleccionista. Uno de nuestros objetivos es generar distintos públicos. Lanzamos el Young Committee para incorporar nuevos públicos a la escena, ¿no? para diversificarlo un poco, para que le sirvan a distintos perfiles galerísticos.
Cuando vienen compradores de afuera, ¿los llevan a todas las galerías?
Nosotros no llevamos a nadie. Nunca.
¿Quiénes dirigen las visitas?
El VIP Program tiene una agenda, nosotros invitamos a las galerías a que hagan un brunch y el coleccionista elige a dónde va. El coleccionista es muy autónomo, decide y hace de acuerdo a sus intereses. Lo que solemos hacer, en alguna ocasión, es ponerlo en contacto con un curador para que decodifique sus intereses y le arme las visitas que quiera hacer. Este año, y es una de las cosas que estamos incorporando, viene Felisa Hernando que va a adaptar un programa, First Collector, que acaba de hacer en ARCO, una asesoría para que los compradores puedan tener una hoja de ruta para manejarse en la feria de acuerdo a sus intereses, ¿no? Tienen una charla, llenan unos formularios, y ella, que va a tener toda la feria bien relevada, les arma un itinerario para que la experiencia no sea tan… estresante. Sin cobrar ninguna comisión, por supuesto, ella está contratada por ArteBA.
Ignacio Liprandi opinó el año pasado en una columna, creo que de La Nación, que le gustaría que ArteBA sea más chica.
Bueno, sí, se redujo el cuerpo principal de galerías. Son noventa más o menos.
¿A qué responde eso?
A la rigurosidad del comité de selección.
El año pasado se escucharon quejas de los que quedaron afuera, de algunas galerías con trayectoria, como Giesso.
Mirá, nosotros tenemos una dirección, la feria está tomando una dirección. Como fundación convocamos a un comité de profesionales que son los que seleccionan a los participantes, ¿no? me imagino que galerías que no quedan en la nómina…
No se copan.
Y no. La participación en ArteBA seguramente es importante para su año. Pero nosotros tenemos que cuidar nuestro proyecto y además respetar las decisiones de un comité autónomo independiente. De todas maneras hay otras ferias. No se acaba el mundo, la cosa sigue. Lo que dijo Liprandi, además de lo de achicar la oferta y elevar la calidad, era de acortarla. Y la acortamos un día. No es fácil sostener la feria tanto tiempo, están participando muchas galerías de afuera y realmente la duración de la feria es un punto clave.
Liprandi tenía razón.
No es que ArteBA respondió a una columna de Liprandi, son cosas que las estábamos evaluando. Somos una institución gradual y en eso se juega el éxito. Vamos trabajando nuestros objetivos a mediano y largo plazo. Si los cambios fueran violentos no nos podríamos sostener.
Hablábamos del arte como inversión: ¿Comprás arte?
Sí.
¿Qué comprás?
A ver, te digo las últimas compras que hice: compré un Zoe di Rienzo en Schlifka Molina, que es un mapa de los que usábamos en el colegio, con un dorado a la hoja, augurando la riqueza de Latinoamérica. Debería haber comprado el de Argentina, creo que fui demasiado generosa -Risas- Así soy yo. Lo que pasa es que necesitamos que esté todo bien para que a nosotros también nos vaya bien.
¿Qué más?
Después compré la instalación de frutas de Luciana Rondolini: bananas, manzanas y ciruelas que se van pudriendo, el proceso es muy bello, quedan como restos fósiles.
¿Compraste la foto?
No, la instalación.
¿Y dónde la tenés?
En el living. La tuve que cuidar mucho, y es muy gracioso: decidí no tener hijos, no tengo perros, con las plantas no me llevo tan bien, y me metí en ese kilombo.
-Más risa-
Compraste hongos.
Y sí; afortunadamente ya paso el período de deterioro fuerte, pero sí, las tuve que sacar al sol, las tuve que cuidar mucho. Me tuve que ocupar. Son muy bellas. Las frutas están recubiertas por diamantes, entonces es muy lindo porque quedan incrustados en esa materia viva, oscura, y como que va cambiando la geografía de la instalación. Una obra viva, muy muy bella.
¿Qué más?
Compré un Bianchi en la galería Phosphorus, cuando se hizo Junta, en Meridion, y ahí también me metí con lo efímero porque parte de la obra es una salchicha… Sí –ríe- una salchicha.
Y cuando viene gente a tu casa la cambias por una nueva.
No, está seca, con la grasitud de la salchicha, que en algún momento quizás se haga polvo. Como las frutas.
¿Dónde la tenés?
En casa. Después tengo Jaime Tarazona, de Colombia, un muy lindo regalo que me hicieron, y que sirve para que digas que colecciono latinoamericano –guiña un ojo-.
Pienso en el dorado de Di Rienzo, en los strass de Rondolini. Tu casa debe ser como la de Su Giménez.
Fui bajando el nivel de kitsch que tenía. Y la fui haciendo más clean. Es un departamento en Colegiales, muy lindo, grande, porque soy muy expansiva. Con un balcón y muchas plantitas carnosas porque se mantienen mejor en el tiempo. Muchos cactus. Una colección de cactus. Le dedico un tiempito modesto a la jardinería.
¿Por qué pensás que es un buen momento para invertir?
Porque me parece que es negocio. Es un buen camino. Por supuesto, las piezas de los artistas emergentes son una apuesta, pero en el tiempo pueden dar un rédito que no te da ninguna otra inversión. Y los artistas consagrados también tienen un valor que crece en el mercado, aunque obviamente no todas las piezas crecen de la misma manera. Yo creo en el rol del galerista, y me parece que ahí es clave la trayectoria y el camino que hace la galería, porque la galería cuida la carrera del artista y lo inserta en el mercado.
¿Qué pensás de esa antinomia, arte versus mercado?
Me parece que se tiene que terminar de naturalizar el mercado. Mercado no es mala palabra. Ahí me parece que el rol del galerista es crucial, llamale galerista, curador o cualquier tipo de actor que pueda funcionar como representante de un artista, que le permita al artista producir en paz y que ese actor vea cómo lo pone en circulación. El rol del artista es no ceder a las demandas de nadie, o sea, seguir su camino claro y específico, el de cada uno, mientras que el otro actor debe ver cómo lo inserta, a que público le puede interesar. Hay que naturalizar el mercado. Siempre me encuentro en estas discusiones, imaginate, trabajo en una feria de arte, y entiendo la feria como una plataforma clave para sostener a los artistas.
¿Y el arte que no es comercializable?
Siempre hay manera de comercializar. Siempre. Siempre. Si el artista es bueno, hay comprador. El año pasado, en el ciclo panorama de arte contemporáneo, podes ver los videos, Ana Sokoloff habló de esto. Siempre, porque también la producción artística tiene distintas capas, todo lo que tiene que ver con documentación y archivo de grandes obras de la historia del arte, y de la historia reciente. Siempre hay maneras y sino se las ingenian.
¿Y cuando el arte es político? O muy agresivo. Cuando remite a la muerte. No es fácil.

Hay coleccionistas interesados en eso. Son lugares muy específicos, hay menos cantidad, pero buscan esa línea, y no por eso quieren convivir con la obra. Digo convivir porque hay coleccionistas que montan espacios para tener estas obras, no son tantos, claro, pero empieza a haber interés en varios coleccionistas que están buscando la manera de montar espacios propios para poder dar a conocer su colección. No se si a nivel público, pero si mediante eventos especiales. Eso es algo que está pasando y lo veo como un signo importante que habla de un crecimiento. Es muy importante que se empiece a pensar que el destino de ciertas colecciones pueda terminar siendo público.
Falta eso, ¿no? Se habla mucho de Constantini, de Rubino, de Amalita, pero no hay tantas donaciones de privados ni espacios privados de libre acceso.
Son cosas que se están empezando a discutir. En este ciclo que te digo, el año pasado Patrick Sharpenel habló del destino público de las colecciones. Y se armaron discusiones. Es importante pensar, cuando uno construye una colección, cuál será el destino, si la va a heredar una siguiente generación o si realmente la idea es construir una célula patrimonial para que sea parte de un museo.
A partir del abandono de los museos públicos pareciera que la museografia está en manos de los privados. ¿Es un poco así?
Es un poco así. Pero me parece muy bueno que haya gente interesada en hacer ese trabajo.

Se supone que el Estado debería hacer ese trabajo, por lo menos garantizar una visión más amplia.
Los gobiernos también responden a intereses. Siempre hay intereses. Los privados tienen curadores que están pensando sus proyectos culturales. Generalmente las colecciones importantes tienen a alguien, a veces equipos, que están haciendo un trabajo a conciencia.
Antes se hablaba de escuelas, de movimientos, ahora se habla de tendencias, podríamos decir, modas.¿Hay una frivolización de la estética?
Siempre hubo modas y siempre las habrá. No puede no haber modas. Pero en definitiva las modas dicen algo de los procesos colectivos. Son procesos complejos. Volvemos a los programas para coleccionistas, al asesoramiento, el coleccionista tiene que saber lo que compra y entenderlo en su contexto. Hay que hacer un trabajo serio y producir estructuras sanas porque sino la cosa se acaba enseguida ¿no? Modas, modas, preguntale a cualquiera de cualquier otro campo y te va a decir que la moda está. No me parece mal. Lo que me parece mal es que solo sea moda.
Contame vos, que tenés una impronta fashionista, que cultivas una imagen fuerte. ¿qué hay atrás del personaje?
-Ríe-
Soy muy apasionada. Me gustan los desafíos y creo que les puedo hacer frente. A veces soy muy optimista. Quizás demasiado. Me gusta la Argentina porque veo que se pueden hacer muchas cosas, que hay una producción riquísima de artistas muy buenos y que hay mucho por hacer como sistema. No sería un detrás, porque esa soy yo, y la gente lo sabe. Soy sensible. Siento un compromiso muy sincero y muy genuino con mi trabajo. Mi vida es mi trabajo.

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